Ayer domingo 9 de junio los veteranos de la Agrupación Deportiva Torrejón Club de Fútbol y la Asociación de Futbolistas Españoles (A.F.E.) con ex-jugadores de 1ª y 2ª división en sus filas, como José María Movilla, Gabi Moya o el presidente de la A.F.E., David Aganzo, entre otros, jugaron un partido de fútbol solidario con el objetivo de recaudar fondos que irán destinados a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Torrejón de Ardoz (Torrafal).

La cita tuvo lugar ayer en el Campo Municipal Las Veredillas y contó con la presencia del concejal de Deportes, José Miguel Martín Criado, el presidente de la A.D. Torrejón, José Martín Gallardo y la presidenta de Torrafal, María Guerrero, quien dirigió unas palabras de agradecimiento al club, por la organización del evento, a los dos equipos participantes y a todos los asistentes al encuentro, para posteriormente, realizar el saque de honor desde el centro del campo.
El encuentro, dirigido desde el banquillo por Fernando Zambrano y Alfredo Santa Elena, estuvo muy disputado en la primera mitad, siendo de los exjugadores profesionales la segunda parte, donde el calor reinante se apoderó del físico de los torrejoneros, situación que aprovechó el equipo A.F.E. para llevarse finalmente el partido con un resultado de 1-5.

El club ha agradecido al Ayuntamiento de Torrejón de Ardoz y a todos los asistentes la solidaridad demostrada, así como a todos los implicados, patrocinadores y colaboradores, que han hecho posible que este evento pudiera llevarse a cabo de la mejor manera posible.

Las entradas tenían un precio de 5 euros y la recaudación se donará íntegramente a la Asociación de Familiares de Enfermos de Alzheimer de Torrejón de Ardoz (Torrafal). En este sentido, en España afecta a unas 600.000 personas, siendo uno de los países con las tasas más altas de enfermos con esta dolencia de la que se descubren unos 40.000 casos anuales. 

El Alzheimer es una enfermedad degenerativa del cerebro que destruye progresivamente las neuronas implicadas en la memoria, el aprendizaje, el lenguaje y el razonamiento. Quien la padece, por tanto, pierde su memoria, su capacidad de comunicarse y de realizar las actividades de la vida diaria, de forma autónoma. Con el paso del tiempo, los pacientes con esta demencia se vuelven cada vez más incapaces y dependientes de sus familias y cuidadores. Más de tres millones de personas la sufren indirectamente y constituyen la otra cara de la enfermedad y a quienes se les exigen una gran dedicación, sacrifico material y un desgaste emocional que crece conforme la patología va restando memoria a los enfermos.